El Valencia se durmió en su lucha por la salvación y eso en Mestalla delante de cuarenta mil aficionados es un delito. El equipo desperdició la inercia de la victoria contra el Girona y se dejó 2 puntos de oro contra Osasuna. La reacción se quedó a medias. Los de Rubén Baraja decepcionaron en el hogar sin señales de intensidad ni fútbol. Faltó calidad y precisión para la desesperación de la grada. Solo los chispazos de André Almeida produjeron riesgo. Ocasión perdida: 5 de 21 puntos. La temporada se va a hacer larguísima.