El Dépor perdió en el último partido del año por cero a cuatro frente al Mirandés en un encuentro terrible del equipo blanquiazul. Todo se complicó con un penalti por mano de Soriano en los últimos momentos de la primera mitad. El gol afectó a un Dépor que nunca logró sentirse a gusto en el campo. Dekker y el Joventut se convierten en el Grinch para arruinar la Navidad al Basquet Coruña (85-94) La primera mitad empezó con bastante paridad entre ambos equipos. No le fue demasiado bien a un Dépor que recuperaba un esquema con Soriano en el doble pivote y Lucas Pérez en la mediapunta.
El partido estuvo marcado por la escasez de oportunidades y el respeto mutuo entre los dos conjuntos. El Mirandés intentaba con algún balón detrás de la defensa blanquiazul, que comenzaba conteniendo esos ataques adecuadamente.
Sin embargo, una vez más, la Segunda División demostró que los detalles son cruciales en los partidos y este no iba a ser la excepción. Una mano en el área de Soriano fue sancionada con un penalti. Izeta anotó después de que Helton tocara el balón pero no pudiera evitar el gol.
La desventaja fue un golpe duro para un Dépor que clamaba por el descanso y, sin embargo, se encontró con el segundo gol en contra. El Mirandés tocó la pelota tres veces en el área del Dépor cuando Joel Roca superó a Helton. Era el minuto cuarenta y los coruñeses se fueron al vestuario perjudicados tras recibir dos goles en los últimos minutos.
Además, los jugadores que suelen marcar la diferencia no hallaron su comodidad en ningún momento del partido, y la segunda mitad solo reafirmaría esta idea.
Un Dépor errático y sin ideas recibió otros dos goles en dos contragolpes del Mirandés. Izeta se convertiría en el gran protagonista del partido al conseguir un hat trick en Riazor.
Primero con un gran pase de Reina que dejaba solo a Izeta frente a Helton y luego con un magnífico remate del propio Izeta a un centro desde la banda derecha.
El marcador reflejaba un contundente cero a cuatro en el minuto 63 y el partido estaba totalmente decidido. El árbitro expulsó a Villares con roja directa tras revisar la jugada en el VAR.
Está claro que no era el día de un Dépor que siguió sintiendo el aliento de una grada inquebrantable a pesar de la dura derrota..