El Real Mallorca se despidió de 2024 con un trabajado victoria ante el Getafe (0-1). Un partido que, como pasó ante el Girona, decidió Cyle Larin. El canadiense, en racha, provocó un penalti que él parecido se encargó de transformar para decidir un choque labor y llevar a los bermellones a los treinta puntos. El duelo en el Coliseo fue de escaso fútbol y mucha pelea. Habría pocas situaciones y el que estuviese acertado se llevaría el gato al agua.
Larin se lo guisa, Larin se lo come 👹🔥
— DAZN España (@DAZN_ES) December 21, 2024
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No fue el destacado partido para que los mas \'jugones\' destacaran, sino de pelea, esfuerzo y aprieto defensivo. Y se decidió por una jugada a pelota quieto al inicio del segundo tiempo. Una acción que sirvió para dar el sobrsaliente a la primera mitad del curso de los bermellones. Por lo tanto antes de todo ello estuvo el primer periodo del Getafe-Mallorca, que fue complicado de digerir. Por lo tanto, casi imposible de aguantar para alguien que no fuese leal seguidor de alguno de los dos equipos. Porque lo que es fútbol se vio escaso y sí bastante balon aéreo, interrupciones y falta de ritmo. Logra que fuera por la hora o por una equipación color lima con escaso sentido (el árbitro iba de rojo), los de Arrasate, con la novedad de Asano en el once, salieron adormilados al Coliseo.
Los de Bordalás, muy pobres en ataque, se aprovecharon de ello en los primeros cinco minutos para disponer sus dos únicas situaciones de gol. La primera con un gran al espacio de Uche que Bertug, tras dominar, cruzó ante Greif, pese a que el eslovaco se hizo enorme para con la izquierda repeler el pelota. Poco porteriormente, con un remate de cabeza que el guardameta bermellón detuvo en la línea, pese a que la acción estaba invalidada por fura de juego. El Mallorca, que con el paso de los minutos se enteró de que estaba jugando un partido complicado, tuvo muchos dificultades para salir desde atrás, atrapados por la presión local y teniendo que recurrir a los envíos en largo sin acercarse al de Soria.
Todo podría haber cambiado en el minuto 20, cuando un feo pisotón de Djené a Larin se quedó solo en amarilla. La acción espoleó a los bermellones, que vivió sus mejores instantes del primer acto. Darder, solo, envió a las nubes su volea tras un espléndido envío de Maffeo. Y escaso porteriormente Asano se durmió delante de Soria cuando solo tenía que chutar.
Cinco minutos de inspiración para cada equipo fue el conclusión de la primera mitad, que se marchó a vestuarios con igual resultado al que empezó, pero que escaso tardó en revolucionarse. Y como el último partido, con Cyle Larin como el protagonista. Un pase en largo de Mojica lo peleó el canadiense. Berrocal, tras desequilibrarse, cayó al piso, terminando por derribar al delantero. Munuera Montero no lo dudó y el propio Larin tomó la responsabilidad del lanzamiento, engañando a Soria y adelantando a los bermellones. Un gol de inmenso valor y el quinto del curso para él, tercero en dos partidos.
Lo más complicado estaba hecho. Por lo tanto, tuvo el segundo, pero su vaselina se marchó demasiado alta. El Getafe, como cabía esperar, adelantó las líneas, buscando como fuese como escaso el empate, pese a que evidenció los enormes dificultades que dispone ante el gol. Y si conseguían disparar, estaba Greif, como en un fuerte disparo, pese a que centrado, de Carles Pérez que el eslovaco repelió como pudo.
Los de Bordalás empezaron a dominar la balón, pero eran incapaces de superar la bien plantada defensa bermellona. Y Arrasate decidió hacer un homenaje a Javier Aguirre sentando a Dani Rodríguez y metiendo a Copete para protegerse de los centros del área. Pero el agobio que podía esperarse jamás llegó, más allá de un par de centros, y el Mallorca se llevó una enorme victoria para cerrar el año. Los de Arrasate, que ya suman más triunfos que en todo el curso pasado, alcanzan los treinta puntos y se dan el lujo de soñar con cotas importantes para la temporada que viene.